Café Irlandés
Hoy te contaremos cómo se hace un auténtico café irlandes, su historia y más curiosidades.
¿Sabías que el café irlandés es en realidad un cocktail? y, ¿que se inventó a mitad del siglo XX? Es muy conocido mundialmente, y para sorpresa de todos, esconde muchísimos misterios que aquí, te vamos a desvelar.
Los precursores del café irlandés, combinados con alcohol y café, aparecieron hace más de 100 años.
Uno de ellos, y a raíz de su popularidad, las propias autoridades irlandesas decidieron registrar y oficializar un estándar, de cómo debe ser un café irlandés. Eso fue hacia el 1988, por si te interesa, aquí tienes ese documento (está en inglés).
¿Cómo se prepara?
La preparación no es compleja, únicamente se compone de ocho pasos bastante sencillos. Sin embargo, otro detalle importante en el proceso de preparación es el vaso a utilizar. Por lo general, es recomendable utilizar un vaso o copa de cristal alargado. Es muy característica, y en ciertos momentos, evoca al recuerdo de una jarra de cerveza.
Ingredientes
Las medidas pueden variar, en función de la cantidad de bebida que quieras hacer, aunque lo recomendable, es que se consigan 150ml por cocktail:
- 40ml de Whisky, preferiblemente Irlandés.
- 80ml de café caliente, o si lo prefieres, con dos expresso es suficiente.
- 40ml de nata batida, o crema de leche.
- 15ml de azúcar. Si es azúcar moreno mejor.
Es importante seguir el orden, por dos motivos: Está pensado para evitar que los ingredientes que deben estar calientes, se enfríen. Y el orden de colocación, influye en su sabor final.
Otro de los factores importantes a tener en cuenta, es el tipo de grano café a utilizar. Pues éste, ejercerá una influencia notable en el sabor final. Por lo general, se recomienda usar un café espresso. Es muy importante la textura de este espresso, pues debe ser cremoso y fino al paladar. Lo ideal, es que el grano contenga notas de sabor a frutos secos, y aroma a madera.
1.- Prepara la nata
Como siempre sucede con estos preparados, hay dos caminos para conseguir el mismo resultado. Puedes usar la opción más elaborada o natural, y la opción práctica.
Nata casera
Si sabes hacer nata casera, a pesar del tiempo que necesitarás para prepararla, sin duda esta es la opción ideal. Sin duda, el café estará mucho más sabroso de este modo.
Para conseguirlo, lo primero que se debe hacer es batir la nata hasta que quede bastante espesa. Pero sin que llegue a estar montada.
¿Cuándo paro? Cuando esté espesa pero conserve una textura suave, y además, no debe caer de la cuchara. Entonces será cuando esté en su punto.
¿Quieres un extra? Para darle mejor cuerpo a la nata, y un sabor más agradable, le puedes agregar un par de cucharadas de azúcar.
Nata de spray
La opción más rápida y práctica, es sin duda usar la nata de spray de toda la vida. El inconveniente de usarla, es que este tipo de natas, suele ser muy liviana y poco consistente. Eso implica que es fácil que se mezcle con el café estropeando la presentación y el sabor del conjunto.
Por el lado positivo, que no tienes que invertir apenas tiempo en prepararla. Tan solo enfocar en la taza y pulsar el botón para agregar la nata.
2.- Calentando el whisky
El whisky se debe calentar un poco. Hay que ponerlo en un cazo, y verter 40ml de esta bebida, junto con los 15ml de azúcar. Recuerda que, si es moreno mejor.
Hay dos opciones para calentarlo. La primera requiere paciencia, pues hay hacerlo a fuego lento, hasta que esté cerca del punto de ebullición. Es ahí cuando llega el momento de introducirlo en la copa.
La otra opción es mucho más práctica. Hay que hacer uso de un microondas de unos 800W de potencia durante unos 30 segundos aproximadamente.
¿Cuál utilizar? Es evidente que el calentado mediante fuego, es más natural, y eso siempre se acaba notando.
Nota: El café irlandés suele servirse en copa de 150ml, por eso, si quieres ser fiel a la receta original, hay que usar una.
3.- Preparando el café
Llegó el ingrediente estrella. Siendo el añadido principal, vamos a preparar 80ml de café negro de la variedad arábiga (la común vaya).
Lo ideal, es hacer dos espresos, dado que su sabor es muy intenso, están listos en poco tiempo, y encaja con la cantidad de café que queremos. Recuerda, que lo importante aquí es mantener la calidad de la infusión, por ello te recomendamos preservar la crema generada por el espresso.
Una vez estén listos, se agregan a la copa, junto al whisky y al azúcar. En este punto debes tener en cuenta, que debes dejar espacio en la copa para la nata. Es importante mezclarlos bien, para ello, puedes servirte de una cuchara corriente.
4.- Agregando la nata
Este paso no tiene demasiado misterio, la nata que has preparado en el primer paso, se debe agregar en la copa.
IMPORTANTE: ¡¡No hay que mezclarla!! La nata debe estar encima de la mezcla de whisky y café. No queremos estropear la presentación. Si el consumidor quiere mezclarlo, es su decisión, pero la presentación de un buen café irlandés deja bien clara la diferencia entre la infusión, y la nata.
5.- Presentación final
Para darle un toque más atractivo, y dejar totalmente sorprendido a las personas que lo vayan a probar, le puedes agregar algún elemento decorativo. Generalmente, suele ponerse, sobre la nata, un poco de chocolate en polvo, o canela.
En algunos casos, y eso no dará ningún sabor, únicamente sirve para decorar, suele ponerse un par de granos de café sobre la nata. Queda muy bonito, aunque no aporta nada al sabor.
¿Qué variedades te puedes encontrar?
En la actualidad, es fácil hallar otros tipos de café Irish. Derivaciones de la receta original, que en general, se tratan únicamente de adaptaciones locales a la forma clásica de prepararlo.
Es curioso, porque cada uno de estos tipos, se diferencian únicamente por la variación de alguno de estos tres ingredientes: el licor, el tipo de café o la nata utilizada.
Irlandés cremoso
Para preparar esta variedad, únicamente tendremos que agregar dos ingredientes nuevos.
En el paso 3, substituiremos el café expreso por un macchiatto. Y luego, en la fase de mezclado del café junto con el whisky, añadiremos 40ml de bailey’s. Es importante que quede bien revuelto.
Como puedes imaginar, va a ser un combinado bastante suave, por la cantidad de lácteos que vamos a agregar. Sin embargo, si eres de los que disfruta de la leche, te encantará.
Café menta
Esta variedad es, si cabe, aún más sencilla que la cremosa. Únicamente tendrás que agregar un nuevo elemento.
En el paso 3, una vez has vertido el café y el whisky, hay que añadir 40ml de baily’s de menta. Como siempre, es importante mezclarlo todo bien.
Y ya al final, en el paso 5, además de los adornos que quieras ponerle, es aconsejable ponerle un par de hojas de menta. Le dará un toque de color, y dejarás claro qué sabor va a esperar quién lo consuma.
Café francés
Al estilo francés, únicamente se cambia el tipo de licor. En vez de usar Whisky, se usará Grand Marnier o Cointreau.
IMPORTANTE: ¡No debes usar los dos a la vez! O uno, u otro, pero no se combinan.
El Grand Marnier fue creado al rededor de 1880, a base de coñac y extractos de naranja amarga. Mientras que el Cointreau, descubierto en 1875, es un licor creado a partir de de las cáscaras de la naranja.
Por último, le falta el detalle definitivo, el único adorno que se usará, es un trozo fino de naranja. Ésta se coloca sobre la capa de nata, hay que tener cuidado, porque estropearás la presentación si se hunde o se mancha.
Café mexicano
Para servir la variación de Irish a la méxicana, no tendremos que hacer muchos cambios. El primero y más obvio, es substituir el whisky por tequila. Echaremos exactamente la misma cantidad, 40ml.
El otro gran cambio, agregar un poco de licor de café méxico, lo podrás encontrar por su nombre Kahlúa. No es difícil de encontrar, pues está bastante extendido.
Este nuevo ingrediente, lo debes agregar en el paso 3, justo cuando vas a mezclar el café con el tequila. La cantidad que has de verter es la misma que la de tequila, es decir, unos 40ml como máximo.
¿Cómo surgió el café irlandés?
La historia que hay detrás del café irlandés es bastante curiosa. Como ya comentábamos al inicio del artículo, ya hace más de 100 años, que el café se ha ido combinando con distintas variedades de licores. Y a pesar que su nombre nos evoque a un pasado muy lejano, y una tradición muy asentada, la realidad es muy distinta.
El primer café irlandés
Sin embargo, no fue hasta los años 40, que no se inventó. Fue uno de los empleados del aeropuerto de Shannon, en irlanda, cuyo nombre era Joe Sheridan. En un duro invierno, y debido a un retraso de uno de los aviones de la Pan Am, decidió combinar café con whisky para calentar a los pasajeros, para compensar el frío y la espera de su vuelo.
Entre los años 1920 y 1940, el aeropuerto de Shannon era conocido por ofrecer servicio a hidroaviones.
Lo que jamás pensaría Sheridan, es que esta combinación tan simple, daría lugar a uno de los cócteles de café, más famosos del mundo. Pero eso no ocurriría hasta 1952. Por aquella época, un escritor norteamericano llamado Stanton Delaplane, del diario San Francisco Chronicle, viajó hacia Irlanda y probó el desconocido Irish Coffee, en el aeropuerto de Shannon.
El café irlandés se populariza
A su regreso, y pocos meses después, en noviembre de ese mismo año, decidió colaborar con el Buena Vista Café, de San Francisco. Quedó tan impresionado por ese nuevo cóctel, que estaban decididos a recrearlo, no querían desaprovechar ese descubrimiento, ya que era una gran oportunidad de negocio, querían comercializarlo por todos los Estados Unidos. Como bien sabes, a los americanos se les da bien vender, así que no tardó mucho en ser conocido por todos los rincones del mundo.
Pero aquí no acaba su historia, porque por allá en 1972 apareció una famosa marca de licores llamada Baileys. Esta bebida está compuesta de café, whisky y crema de leche, y se dice que sus creadores, se basaron en el tradicional café irlandés. Es tal la semejanza entre ambos, que en muchos lugares, se le conoce como “café irlandés industrializado”.
Fuente: Mundo del Café
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