El Café
Hoy te ofrecemos información sobre el café, aparte de su historia otros datos que seguramente no conozcas, al menos todos.
Se trata de dos artículos:
- "Cuatro efectos positivos y tres negativos del café que seguramente no conocías", ofrecido por David G. Ortíz (El Español).
- "Historia del café", ofrecido por Mundo del café
Esperamos que os resulten tan interesantes como a nosotros.
Cuatro efectos positivos y tres negativos del café que seguramente no conocías
De combatir el dolor a hacer que la comida basura sea aún peor para la salud, la ciencia ha estudiado a fondo los efectos de esta adictiva sustancia.
Ha llegado septiembre y, con él, la temida vuelta al trabajo y a las numerosas tazas de café que necesitas para retomar el ritmo que dejaste aparcado en vacaciones. Aunque tenemos más que claro que esta bebida excitante nos quita el sueño, hay otras consecuencias menos conocidas que sorprenden, incluso, a los científicos que las descubren.
El café, además de su sabor que agrada a muchos, contiene una variedad de moléculas con actividad biológica que producen efectos como la disminución de la fatiga o la activación del estado de alerta, los cuales explican su gran consumo en prácticamente los cinco continentes. Pero hay algunos efectos que también conviene tener en cuenta.
Hace que todo sea menos dulce
Se sabe desde hace décadas que la cafeína es una poderosa antagonista de la adenosina, una molécula que no solo es la responsable de inducir el sueño y la relajación en el organismo, sino también, según los hallazgos de un equipo de investigadores de la Universidad Cornell, de activar ciertos receptores presentes en las papilas gustativas sensibles al sabor dulce.
Por eso los expertos creen que la ingesta de café altera el paladar y hace que otros alimentos y bebidas nos sepan menos dulces, provocando el paradójico efecto de que nos entren ganas de tomar más. Por así decirlo, nos lleva un pasito más cerca de caer en la tentación.
Hace la comida basura aún más mala
Caer en las garras de un grasiento plato de fast food siempre es menos aconsejable para la salud que una dieta sana y variada, pero lo que probablemente no sepas es que acompañarlo de un café hace que sea aún peor. Según un estudio de la Universidad de Guelph (Canadá), el pico en los niveles de azúcar en sangre tras el consumo de hamburguesas y demás pecados gastronómicos se duplica cuando la cafeína entra en juego, alcanzando niveles propios de una persona con riesgo de diabetes.
Puede combatir el 'jet lag'
Como casi todo el mundo sabe, tomar café a escasas horas de irnos a la cama aumenta el riesgo de quedar mirando al techo y contando ovejitas. Lo que puede que no te hayan contado es que ese insomnio podría no estar relacionado únicamente con el efecto estimulante de la cafeína, sino que podría deberse a la capacidad del propio café para alterar nuestro reloj interno.
Según han comprobado científicos de la Universidad de Colorado, el consumo de esta bebida retrasa el incremento de melatonina que nos hace dormir, haciendo creer al cuerpo que ha pasado, aproximadamente, una hora menos de las que han transcurrido en realidad. Lo más curioso es que esto podría servirnos para aligerar el temido jet lag que se produce tras viajar a otras franjas horarias. Eso sí, solo cuando viajamos al oeste, pues la sensación de desajuste horario se acentuaría si tomáramos un café cuando nos desplazamos dirección poniente, al menos según las conclusiones del estudio.
Reduce el dolor
Si trabajas en una oficina y te sueles sentir molido tras unas cuantas horas de intenso teclear frente al ordenador, una buena taza de café podría convertirse en tu mejor aliada. No solo porque te activa, sino también, según unos científicos noruegos, porque disminuye esa sensación de dolor. Otros estudios han concluido que, además, podría reducirlo tras un entrenamiento deportivo, así que, ya sabes, prueba a tomarte un cafelito cuando salgas del gimnasio.
Dificulta que se cierren las heridas
Cuando sangramos, las plaquetas son las responsables de tapar provisionalmente las heridas hasta que el daño ocasionado se repara. Hacen, por tanto, que dejemos de sangrar. Sin embargo, según las conclusiones de un estudio publicado en 2008, la ingesta de café merma su capacidad para pegarse unas a otras y a las paredes de los vasos sanguíneos. Sucede igual con el descafeinado, así que no parece ser la cafeína la culpable de esta consecuencia adversa.
Cambia el efecto de algunas medicinas
Antes de tomar cualquier medicación, asegúrate de preguntar al médico o al farmacéutico, o al menos de leer en el prospecto, si sus efectos se podrían ver alterados a causa de la ingesta de café. Se ha demostrado que en algunos casos reduce la absorción (y, por tanto, la efectividad) y en otros la incrementa (como sucede con los antidepresivos). También puede pasar que sea el medicamento el que prolongue algunas consecuencias del café, así que infórmate primero cuando tengas que tomar alguna medicina.
Ayuda a hacer la digestión (pero no lo tomes en ayunas)
Tomarse un café después de comer, como es habitual para muchos, tiene sentido desde el punto de vista fisiológico: la cafeína aumenta los niveles de los ácidos estomacales que se encargan de hacer la digestión (o, más concretamente, de la gastrina, la hormona que regula su liberación). Sin embargo, si te pides un cortadito de buena mañana, sin algo sólido en el estómago, se puede tornar perjudicial y, entre otras cosas, provocarte una acidez que no sabes muy bien a qué se debe. Bueno, ahora ya sí, y pasa incluso con el descafeinado.
Te aleja de la tumba
Está sobradamente demostrado: tomar café alarga la vida. El mayor estudio al respecto, con más de 500.000 participantes de distintos países europeos, reveló que el consumo regular de esta bebida disminuye el riesgo de mortalidad. Una segunda investigación, con 185.000 personas de diversos orígenes (afroamericanos, latinos, etc.), lo corrobora, y además señala que no influye cómo preparemos el café o cómo nos guste beberlo. Según un tercer trabajo, la reducción del riesgo de caer en brazos de la parca puede ir del 6 al 12 % en función de nuestra dosis diaria.
La clave, como en casi todo, es la moderación. La dosis hace el veneno, así que el cafelito o el par de cafelitos diarios que te tomas para sobrellevar la vuelta a la rutina no solo no tienen por qué perjudicarte, sino que pueden ser beneficiosos para ti si no los acompañas de un sinfín de calorías. Cuidado con el azúcar, los dulces… Ya sabes: el café no engorda, pero todo lo que le vas sumando sí.
Historia del café
Esta ancestral infusión ha formado parte del ser humano durante siglos. El origen de la historia del café se localiza en Etiopía, África. Es tan antigua, que no existen documentos escritos sobre cuándo se comenzó a tomar. Eso se debe a que en aquella época, la escritura no había llegado a esas regiones.
Todo lo que tenemos son algunas leyendas tribales que han perdurado durante años, como sabiduría popular. La más famosa dice así:
Se cuenta que los miembros de las tribus observaron cómo las cabras presentaban un comportamiento más energético de lo normal, tras comer cierto tipo de bayas. Algunos de ellos decidieron probarla y comprobaron esos beneficios, siendo las primeras personas en consumir café en toda la historia de la humanidad.
Esta leyenda procede de la tribu de Kaldi, localizada en las tierras altas de Etiopía. Referencia obtenida de la Asociación Nacional del Café de USA.
Existen otras leyendas de distintos pueblos etíopes. Pero al no existir evidencias escritas, ni pruebas geológicas, es difícil darles credibilidad. Lo que sí refleja, es que el café ha estado presente con estos humanos desde tiempos inmemoriales. Lo que sí sabemos, es que su origen, tanto como planta como por el consumo de los humanos, está localizado en África. Y por lo que vemos, ya por sus inicios, esas personas intuían algunos de los beneficios de esta infusión.
Expansión por el mundo
Aunque no se tienen documentos fidedignos sobre cuándo se comenzó a consumir, lo que sí sabemos es que no fue hasta el siglo XV, cuando aparecieron las primeras evidencias sólidas sobre su consumo. Si lo piensas, la escritura no apareció hasta el siglo IV a.c, y durante esos más de 2.000 años no se registro ninguna evidencia del consumo del café.
Inicio de la expansión por Yemen
Fue por allá en el siglo XV, gracias a los registros de la comercialización del café entre Etiopía y los monasterios Sufistas de Yemen. Y cuya expansión se aceleró en el siglo XVI. Fue entonces cuando llegó al resto de la población, y a todo el mundo Islámico.
Llegando a Europa y Asia
El siguiente salto fue a hacia Europa, principios del Siglo XVII. La historia del café en el viejo continente comienza en 1575, por un botánico Alemán llamado Leonhard Rauwolf, quién lo mencionó en una de sus exploraciones a África. Gracias a él, y a otros exploradores europeos, se comenzó a generar interés. Pocos años más tardes, al inicio del siglo XVII, se encuentran los primeros registros de comercio de café entre la república de Venecia y el norte de África.
Se creía una bebida de Satanás. Por ello, tuvo que intervenir el papa Clemente VIII para asegurar que era una infusión apta para cualquier creyente. Fuente: Asociación Nacional del Café de USA.
En el mismo siglo, su consumo alcanza al gran continente asiático por vía de la India. Existían regiones de este país que comercializaban con Yemen, y fue así que se introdujo allá. Y poco seguido llegó a Japón y China.
El café arriba a América
Al nuevo mundo llegó por Nueva York, que por aquellos años se llamaba Nueva Amsterdam, a mediados de 1600. Pero no fue hasta 1773 que se convirtió en la infusión por excelencia. El motivo, los altos impuestos que cargaba el rey Jorge sobre los productos más demandados, entre los que se encontraba el te.
Si este crecimiento parece impresionante, no es comparable con el experimentado durante el siglo XX. Fue entonces cuando el café pasó a ser la infusión más consumida en toda la tierra. Ese es uno de los momentos clave de la historia del café. Gracias por la globalización de las culturas de los países más influyentes, y especialmente por la mejora en el transporte mundial.
¿Cómo se consumía?
El modo de preparación más común en la actualidad, consiste en mezclar los granos molidos con agua caliente. Sin embargo, a lo largo de la historia del café, se han utilizado muchos otros métodos. Algunos de ellos, se consideran auténticas reliquias del pasado hoy en día.
Consumido como bayas silvestres e infusiones de hojas
Se inició el consumo de café en las regiones africanas de Etiopía. En aquellas regiones las tribus que habitaban esas tierras, comenzaron a tomarlas como bayas silvestres. El fruto se ingería entero o bien se trituraba.
Como es normal en la propia naturaleza creativa del ser humano, se comenzaron a idear nuevas formas de preparación. Una de las más curiosas, fue el uso de las hojas del cafeto para preparar infusiones. Para que te hagas una idea, sería algo parecido a preparar un té de café.
Infusión del grano de café tostado
Tenemos que avanzar en la historia del café hasta los inicios del siglo XVII, para encontrar un avance significativo en la sofisticación de su preparación. En este momento es cuando nos acercamos al modo de preparación que tenemos hoy en día.
Por aquella época no existía la tecnología actual, que facilita tanto todo el proceso. Así que el primer reto era tostar adecuadamente el grano. Aunque parece fácil, resulta ser una labor muy complicada, ya que se necesitaban de verdaderos maestros para dejar el grano en su punto. Una vez se habían tostado, había que molerlo, el problema es que generalmente se obtenía una molienda muy poco homogénea. Luego se mezclaba con agua caliente y se filtraba, dejando una infusión muy aguada y poco densa. Así que, un café en la Europa de 1700 podría resultar… un tanto decepcionante.
Cafés preparados con cafeteras
No fue hasta el siglo XIX, junto con la revolución industrial, cuando se empezó a mejorar y optimizar el proceso de preparación. Fue por aquella época cuando surgieron las primeras cafeteras. Por eso se considera que ese fue el momento de la historia del café, en el que se comenzó a gestar el modo actual de consumo.
En la actualidad, el proceso de preparación ha variado más bien poco. Sin embargo, ha surgido una importante evolución de las tecnologías utilizadas, en su cultivo, y en los aparatos que se utilizan para hacer la infusión. Debido a ello, y las influencias culturales de las regiones en las que se toma, que han aparecido una amplísima variedad de preparados, que van desde el sencillo expresso, hasta el elaborado café irlandés.
Curiosidades en la historia del café
Alrededor del siglo XV, momento en el que se inició su expansión por el mundo islámico a través del Yemen, se inició un intenso debate sobre la legalidad de su consumo. El principal motivo de discusión fueron los efectos de excitación y energía que provocaban al cuerpo. El caso es que solían interpretar como intoxicación, y en la cultura islámica eso está prohibido.
Origen del nombre
Curiosamente, fueron esas cualidades durante la historia del café, que en su conjunto le dieron origen a su nombre actual. La palabra café es una derivación de Qahwa, que significa excitante, energético, vigoroso.
Época de prohibiciones
La cosa no quedó ahí, pues en el siglo XVII se consideraba, tanto al té como al café, como una droga. Se pensaba que un consumo excesivo provocaba la muerte. Sin embargo, el rey Gustavo III de Suecia decidió poner a prueba esa asunción. Ésta, básicamente consistía en seleccionar a dos presos, uno bebería cada día una taza de café y el otro una de té. Este experimento fue seguida por una comisión médica. Lo curioso del caso es que, antes murieron los miembros de la comisión y el propio rey, que los reos. Por último, tras muchos años de seguir con su dosis diarias, el primer preso en morir fue el que tomaba té.
Aún y con esta prueba, existían zonas donde las autoridades no lo toleraban. Es el caso de Alemania, y especialmente de Rusia. En aquel país estaba perseguido con castigos físicos, que en muchos casos llegaron hasta la mutilación. Es más, a las personas que sufrían crisis nerviosa, solía indicarse que la causa era el café. No fue hasta mediados del siglo XIX, que esta rigidez fue disminuyendo.
Eliminando prejuicios del pasado
En la actualidad, multitud de estudios científicos están descubriendo que el café otorga multitud de beneficios para el cuerpo humano. Muchos de ellos confirman aquellos beneficios que se intuían o que se sabían por la sabiduría popular. Mientras otros desmienten tanto beneficios como peligros, que se generaron por prejuicios arraigados en las tradiciones. De modo que estos descubrimientos son toda una grata sorpresa para los enamorados de esta bebida :-).
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