Almendras garrapiñadas

Receta de como cocinar almendras garrapiñadas.

Las almendras garrapiñadas forman parte de la más lejana tradición confitera de nuestra gastronomía. Son muy famosas por el centro y norte del país, quién no conoce este dulce tan clásico y a la vez tan excelso. De origen supuestamente árabe, garrapiñar significa algo así como bañar en almíbar un fruto seco y dejar a éste solidificar. Aunque curiosamente la garrapiñera, utensilio que se usaba popularmente para hacer helado, aparentemente poco o nada tiene que ver con el acto de garrapiñar, aunque es cierto que al final se consigue lo mismo, solidificar. Está claro que la etimología no estaba equivocada, aunque la RAE ya se encarga de diferenciarlo usando la palabra garapiñar para mantecar y al utensilio garapiñera para la heladora

La receta no puede ser más fácil, mismo peso de almendras (con piel), azúcar y agua, y algo de paciencia, aunque mucho menos de lo que creéis. Vamos con ella y lo veis, ahora que se acercan las jornadas de ferias, podéis sorprender a los vuestros con unas garrapiñadas caseras que, sinceramente, están de miedo. Advertencia, no poseen los brillos y profundidad de color de algunas de pastelería, pero al igual que ocurre con las garrapiñadas de Briviesca, poseen los mejores elementos que se pueden añadir sin aditivo ninguno.

Ingredientes

Preparación

Tan fácil como mezclar todos los ingredientes en una sartén y llevarla al fuego medio.

Dejar reducir el almíbar hasta convertirlo en caramelo.

Cuando veáis que espesa, bajaremos el fuego a un punto bajo, aunque no debe parar de cocer. Esto es importante primero para que no quememos el caramelo y segundo para que no salpique.

Ya empieza el azúcar a espesar, veréis que las paredes de la sartén empiezan a forrarse de azúcar seco.

Ya hemos conseguido en el centro la textura de un caramelo ligero.

Quitamos la sartén del fuego y removemos. Esta la parte más delicada, ya que trabajamos con mucha temperatura. Si se sale una almendra de la sartén, se coge con unas pinzas, JAMAS CON LOS DEDOS.

Veréis que queda excedente de azúcar por el fondo, es normal.

Ahora la parte final, lo volvemos a poner al fuego (medio) y damos vueltas. Es el proceso de dar 'brillo' al garrapiñado. Cuando veamos que se desprende el azúcar de las paredes de la sartén y vemos el acero del fondo, será el momento de bajar el fuego de nuevo y seguir dando vueltas.

Así estuvimos unos 10 minutos. Luego sacamos las garrapiñadas a un papel de horno con cuidado de no amontonar las piezas.

No cometáis la locura de comerlas calientes, dejad que enfrien.

Veréis que algunas no garrapiñan bien, sin duda sería un error si no fuera porque curiosamente son las que más me gustan.

Fuente: Mercado Calabajio