Empanada de bonito

Receta de como cocinar una empanada de bonito tal como la hacen en algunos conventos españoles.

Muchos de los platos que hoy son habituales en nuestra alimentación diaria se crearon hace siglos en el interior de los conventos y monasterios españoles, fruto de las manos expertas y de la sabiduría gastronómica de sus monjas y frailes.

Ingredientes

Preparación

Se sala el bonito si es fresco y se fríe en una sartén con aceite caliente hasta que quede hecho por dentro y dorado por fuera.

Después, se retira de la sartén escurriendo bien el aceite, se le quitan la piel y las espinas y se deshace en pequeños trozos sobre un plato

Con tres cucharadas del aceite de freír el bonito, una vez colado, se rehogan la cebolla y el ajo picados menudos, así como los pimientos limpios y cortados en láminas finas.

Cuando estén tiernos, se incorporan el tomate y un poco de sal, manteniéndolo en el fuego hasta que espese.

Luego, se pasa por el pasapurés y se mezcla con el bonito, dejando enfriar la salsa.

En caso de utilizar bonito en conserva, se añade en este momento a la salsa, pero bien escurrido de su aceite.

Se extiende la mitad de la masa sobre una mesa enharinada con ayuda de un rodillo, dejándola cinco centímetros más grande que el molde a utilizar.

Este debe untarse con mantequilla y espolvorearse con harina.

Se enrolla la masa en el rodillo y se levanta haciendo coincidir el extremo de ésta con el borde del molde.

A continuación, se va desenrollando con cuidado por encima del molde, forrándolo con ella.

Se pincha la masa con un tenedor y se reparte el sofrito de tomate y bonito uniformemente.

Se cubre con otra capa de masa extendiéndola y enrollándola de la misma forma que la anterior y se cierran bien los bordes.

Se adorna la empanada con tiras de masa de un centímetro de ancho formando una rejilla o cualquier otro motivo.

Se pinta toda la superficie con un pincel mojado en huevo batido para darle brillo.

Por último, se introduce la empanada en el horno previamente calentado a temperatura fuerte —200 grados— hasta que la masa esté cocida y dorada.

Ya en su punto, se desmolda y se sirve templada o fría.

Fuente: La Cocina de los Conventos