Rollo de bonito

Receta de como cocinar rollo de bonito como en el oriente asturiano paso a paso y con muchas fotos.

Escrito por Patricia:
Os voy a contar un poco la historia de esta receta; es una receta antiquísima de el oriente asturiano (Ribadesella y Llanes), propia de los pescadores, una receta que se pudo haber perdido en el tiempo y alguien la recuperó con un éxito rotundo, ya que a día de hoy se hace en todo Asturias e incluso en otras partes de España. Receta no de las abuelas, sino de las tatarabuelas, y ya se sabe, lo que cocinaban las mujeres de antaño, sabía todo a gloria bendita.

Ingredientes:

Con un tenedor se desmenuza el bonito, quitándole espinas, aletas y piel, es un poco laborioso pero nada complicado, sobre todo estar atentos de que no quede ni una sola espina. Reservar las raspas y la piel, más tarde las utilizaremos.

Se que es un coñazo que luego te huelan las manos a pescado, pero ahí va un remedio: al terminar, lavaros las manos con agua y jabón y después os echáis unas gotas de limón y arreglado. (El Maca dice que eso es una mariconada, el dice que el mejor sistema para esto es un buen chorro de vinagre en las manos, que luego no os olerán ni a pescado, ni a vinagre ni a ostias... yo digo que hagáis lo que os de la gana, de hecho, mejor que te huelan las manos a pescado de hacer una receta alucinante como esta, que a que huelan a Kelvin Klain que no te da de comer).

Por un lado, batimos dos huevos, los otros dos se cuecen hasta que estén duros. Los huevos... de gallina, deja los de tu marido en paz que más tarde pueden hacerte falta y no te va a servir de nada con un huevo menos... ¿o si?, hay hombres para todo jejejeje

Así tiene que quedar el bonito desmenuzado, cuanto más desmenuzado, mejor. Yo puse a mi marido a hacerlo, el trabajo de chinos se lo dejo siempre a el, por tonto....

Con las raspas y la piel sobrante, hacemos un fumé (caldo de pescado).

Ponemos una olla con agua caliente, una cebolla pelada y partida por la mitad, una hoja de laurel y una pizca de sal; todo esto lo dejamos cocer 10 minutos.

Picamos muy bien dos de las cebollas , todo lo que se pueda (esto déjaselo también al pringao del pariente, que llore él)

No te asustes si al hacer el fumé te sale espuma, si quieres retírala con una espumadera, aunque es una pijada.

Sofreímos las dos cebollas bien picadas con aceite de oliva, a fuego muy lento.

Pelamos los dos huevos duros que hemos cocido y los desmenuzamos a tope, como harías con los de tu esposo cuando te toca las narices...

Ahora le toca al jamón serrano, cortado muy pequeño, al máximo.

Vamos echando en un bol todos los ingredientes que usaremos para hacer el rollo (bonito, huevo duro, jamón, cebolla, huevo batido y pan rallado)

En esta foto mi marido me decía que dijera que si esto que si aquello, y yo le he dicho que diré sencillamente lo que me salga de la peineta...

¿Veis que pinta más estupenda?, mejor sabrá....

Remover bien, para que los ingredientes liguen.

A toda la mezcla le echamos un poco de sal, al gusto.

Una de las cosas que más me gusta de la cocina es ver y oler la cebolla dorada y bien pochada, me encanta.

Todo bien revuelto, o lo remueve bien el marido, o esta noche no moja...

El pan rallado es lo que va a terminar de espesar la mezcla.

Y seguir removiendo para que coja todo consistencia, la suficiente para hacer el brazo.

Con todo ello se forma una especie de brazo de gitano, se pasa por la harina y se dora en aceite a fuego lento. Una vez dorado, se saca y se corta en láminas de un dedo de grosor aproximadamente; la salsa se pasa por la batidora y se le echa sobre las cortadas antes de servirlo , pero nosotros, como no, la hemos variado, creemos que haciéndolo en albóndigas sale muchísimo más jugoso, y también, porque no, para darle nuestro toque personal. También por llevarle la contraria a mi queridísimo marido, que quería el brazo.

Aquí empieza nuestra variante, con las manos bien limpias, vamos haciendo las albóndigas y enharinandolas, como veis en la foto.

Sí, resulta un poco pringoso, pero da igual, salen espectaculares, luego solo tienes que lavarte y listo. Apretar bien las albóndigas para que no se nos deshagan.

Enharinarlas muy bien.

Cuando el aceite este bien caliente, vamos añadiendo las albóndigas, con cuidado de que no se nos rompan.

Se doran bien, a fuego medio...

Y una vez doradas las pasamos a una tartera (olla)en la que ya habremos puesto aceite y las otras dos cebollas bien picadas.

Seguimos friendo...

Una vez las tengamos todas, añadimos un buen vaso de vino blanco.

Y lo dejamos que comience a hervir.

Despacito, a fuego medio para que no se peguen las albóndigas al fondo de la cazuela.

¡Madre mía que olor!, ya no tengo paciencia para dejarla terminar...

Lo dejamos cocer hasta que la salsa vaya reduciendo, pero no mucho, porque no queremos quedarnos sin salsa.

Y aquí tenéis el resultado, como os he contado antes, la salsa realmente se pasa por la batidora o el chino antes de ponerla sobre las cortadas del brazo, pero nosotros ese paso nos lo hemos saltado a la ligera porque nos da la real gana, porque no somos borreguitos (como diría al Maca) para hacer las cosas al pie de la letra, así que hacemos nuestras variantes porque son acojonantes, pura poesía.

Vamos a ver, tu eres un privilegiado de tener esta receta aquí, porque es espectacular, de hecho en Maldito Insolente no ponemos una receta que no sea una pasada, y ademas estamos por la labor de recuperar ciertos platos antiguos como este, que nuestras antepasadas sabían muy bien lo que se hacían en cuestión de gastronomía; además estamos también por la labor de que nuestros platos típicos y antiguos traspasen fronteras, que un boliviano pueda decir en Bolivia: me estoy comiendo un plato típico asturiano, pero más nos gustaría que agregara: lo encontré en el Cocinillas de Obesia!!